Desde octubre de 2019, los chilenos han salido a la calle para protestar contra las políticas del presidente Piñera. Piden una nueva constitución y reformas sociales.
Soy Marcela, tengo 48 años, un hijo, divorciada e independiente. Soy directora de televisión de profesion, orfebre y cuidadora en la actualidad. Vivo en San Esteban, comuna de Los Andes, en la región de Valparaíso, Chile. Nunca he militado en ningún partido político, ni lo haré. Soy feminista y animalista.
 
¿Cómo vivían los chilenos antes de que comenzara el movimiento?
 
Antes del estallido social, eramos un pueblo resignado a la frágil y superficial prosperidad y buen posicionamiento de nuestra economía, pero tras una serie de sucesos y de dichos crueles y de nula empatia por personeros de gobierno, sumado al alza del precio del pasaje en Metro, fue la chispa que encendió el estallido. Fueron los jóvenes quienes nos abrieron los ojos y millones salimos a las calles a clamar por dignidad y por una nueva Constitución. Chile entero se unió en pos de conseguir un plebiscito que nos permitiera elegir si escribir o no una nueva Constitución y ganó la opción Apruebo con un 80%de ventaja por sobre la opción Rechazo, que obtuvo sólo un 20%.
 
¿Qué te motivado personalmente a participar en el movimiento?
 
Como feminista y cuidadora de mi madre desde hace 15 años, quien sufre de demencia frontotemporal desde hace 23 años, creamos una agrupación de mujeres de Aconcagua (AMA). Desde ahí levantamos la marcha del 8M el 2020 y 2021 y el principal objetivo era ir en ayuda de mujeres vulnerables, cosa que quedó truncada con la llegada de la pandemia. 
 
Lucho por mi madre y por sus derechos suprimidos por estar casada en comunidad de bienes y por ser carga de mi padre. Por eso no tiene pensión de vejez, sino que heredará el 60% de la pensión de mi padre al fallecer. Tambien está en el registro nacional de discapacidad, con un 95% de discapacidad intelectual y tampoco tiene derecho a pensión de invalidez por su régimen matrimonial. Lucho por mis derechos y el de todas las cuidadoras, quienes somos tan fundamentales como invisibles. Lucho por el trabajo doméstico no remunerado, porque sin el, no hay desarrollo. Lucho por los discapacitados, para que no sean objetos de la caridad de la Teleton una vez al año y luego no sean considerados como sujetos de derecho. Lucho para que las mujeres y las comunidades LGTBIQ+ podamos caminar tranquil@s, vestid@s como queramos. Por tener derecho a educación sexual y reproductiva, por tener igualdad de derechos y por que dejen de matarnos.
 
Si pudiera tener un mensaje para todas las mujeres oprimidas del mundo, ¿qué les diría?
 
Les digo a las mujeres del mundo, que la Revolución es feminista y que la Patria será Matria. El mundo será mucho mejor.
A no bajar los brazos!
 
[ Marcela volvió a ponerse en contacto con nosotros poco después de enviarnos su testimonio, ya que la proximidad de la segunda vuelta de las elecciones (19 de diciembre) y la posible elección del candidato de la extrema derecha estaban provocando una gran angustia en el pueblo chileno. Nos escribió: ]
 
“Si gana la ultraderecha con José Antonio Kast, Chile está en serio peligro. Como mujer, divorciada, cuidadora, artesana, animalista y activista, doy un grito de auxilio pir mi país. La democracia está en juego!”