¿Dictadura o inestabilidad? ¿Libertad o seguridad? ¿Hambre o desigualdad? ¿Vida tranquila o vida justa? Estas opciones impuestas por las élites dirigentes son las numerosas demostraciones de la política del mal menor. Un buen ciudadano debe respetar las leyes, porque han sido decididas por todos, y por el bien común. Un buen ciudadano debe aceptar este sistema, porque es el único que nunca podrá funcionar.
Pero, ¿qué pasaría si el sistema, las leyes, los poderes fueran sólo maneras de sofocar las verdaderas aspiraciones al bien? ¿Mentiras para encubrir la opresión, el dominio de algunos humanos sobre la humanidad, sobre la Tierra? Nuestro sistema ha conseguido que los hombres clasifiquen mal, haciéndoles creer que deciden, y que no podemos vivir en el bien. Esta política nos obliga a todos a renegar de nuestra visión del bien y a elegir su mal según sus intereses personales. La resignación y el egoísmo de esta humanidad oprimida, causa y consecuencia de una dominación de la abrumadora clase superior y de una represión permanente, se han convertido en normas del sistema, se han convertido en libertad, única libertad de expresar su visión del menos peor. Pero si lo peor tiene sus variantes, el mal permanece constante.
A pesar de esta uniformización de los comportamientos, un puñado de personas siguen resistiéndose a esta política del menor mal. Son lo que nuestra sociedad llama los “radicales”, los “utópicos”. Pacifistas o usando la fuerza, estas personas son los sacrificios de nuestro tiempo, tratando de difundir el bien en un sistema que sólo acepta lo menos peor. En realidad, estas mujeres y estos hombres no son necesariamente más valientes o más altruistas, sino simplemente no cegados por las normas actuales. ¿Podemos preguntarnos si los demás, la mayoría de la humanidad tiene conciencia de lo que le rodea, si cierra voluntariamente los ojos, si acepta, o si esta resignación es una resignación forzada, un formateo inevitable para la mayoría de nosotros? “Radical”: tiene una acción decisiva sobre las causas profundas de un fenómeno. Esta definición de un término sobre empleado en los análisis de los movimientos militantes nos lleva a preguntarnos si la aceptación de ciertas luchas políticamente correctas en detrimento de las luchas radicales resultaría de una hipocresía, ¿por lo tanto los hombres serían conscientes? Los combates aceptables son aquellos que no pueden cambiar profundamente el curso de las cosas, por lo que son profundamente inútile. Parece una lógica infantil, ¿por qué el sistema toleraba a los individuos que cuestionaban su principio? Pero el sistema es, en su mayor parte, individuos que pagan por sus vidas para hacer que las de algunos, elegidos desde el nacimiento, sean de una facilidad desconcertante. ¿Por qué los humanos aceptan una lógica que perjudica a la casi totalidad de la humanidad, la dignidad humana y animal, la salud de la Tierra? ¿Por qué desprecian a sus semejantes luchando por la justicia y la libertad?
Y esta es la verdadera victoria del sistema, la verdadera victoria de esta sociedad : haber conseguido hacer pasar un deseo de bien como una actitud de niño caprichoso, y la resignación como un paso a la edad adulta. ¿Pero no se dice que la verdad sale de la boca de los niños?
ACABAR. Puesto que se trata de acabar con el tiempo de la injusticia, de la soledad y de la resignación. Porque el final implica luchar para sentirse vivo frente al monstruo poderoso. Porque acabar también implica comenzar de nuevo, juntos, a hablar diferente, a reflexionar más y a construir un mundo y una humanidad sin odio y sin vergüenza. Revolución y renacimiento: todos estos tiempos se mezclan. Cada vida, cada historia, cada palabra cuentan en la eterna lucha por la diversidad de los caminos. Ya que nuestra principal fuerza son nuestras ideas que florecen pero nunca se marchitan, ya que todos sus hombres uniformados nunca estarán tan unidos como un pueblo del mundo que se mantiene unido frente a la opresión, el humano triunfará. Cuando el número nos dé el retroceso en nuestras suposiciones incoherentes, cuando nos dé la distancia y la fuerza suficiente para tomar el impulso y devolver los golpes, entonces eso cambiará. Este quando haya llegado. Todos somos ese cuando. Juntos, somos ese tiempo que esperamos que llegue. Unir las luchas, romper las barreras que han levantado para proteger su sistema y armar nuestras ideas. Ya que el conocimiento es la primera de las armas, intercambiemos historias.